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“El árbol es la herramienta fundamental para mitigar los efectos del cambio climático”. Entrevista a Carlos Anaya

La Ciudad Posible

Carlos Anaya es Ingeniero Agrónomo (UBA; 1983) y fue el primer Arborista Certificado por la International Society of Arboriculture (2001) en Argentina. Realiza consultorías privadas y servicios de cuidado de árboles a través de Tree Arboricultura desde 1992. Es miembro de varias sociedades internacionales y fue vicepresidente del Comité Hispano de la International Society of Arboriculture; es miembro fundador y actual Presidente de la Asociación Nacional de Arboricultura. Obtuvo el Premio 2016 ISA True Professional of Arboriculture. Fue técnico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires durante 36 años, a cargo de diferentes áreas relacionadas con el arbolado, espacios verdes y el Jardín Botánico. Ha disertado en congresos y jornadas nacionales e internacionales en temas de arboricultura, tanto técnicos como de gestión, y también ha ejercido la docencia.

Carlos ha realizado también varias tareas de consultoría y apoyo para La Ciudad Posible. Lo entrevistamos con motivo del Día Mundial del Árbol, que se celebra el 28 de junio.


LCP: ¿Qué servicios ambientales prestan los bosques y montes, y en especial el arbolado urbano, en el ámbito de actuación de La Ciudad Posible (Argentina, Chile y Uruguay)?

 

CA: El arbolado o el árbol urbano, y en su conjunto el bosque urbano, generan una gran cantidad de beneficios, actualmente llamados servicios ecosistémicos, que podemos agrupar en ambientales, sociales, psicológicos, económicos, etc. Desde el punto de vista ambiental, el árbol en su conjunto, el bosque urbano, es la herramienta fundamental para mitigar los efectos negativos que genera el cambio climático.  El árbol, el bosque, a través fundamentalmente de su copa, aportan grandes beneficios con la captura del dióxido de carbono y la liberación de oxígeno. Seguramente no sea desde el punto de vista cuantitativo lo fundamental, pero ayuda claramente al secuestro de carbono, a regular la temperatura, al control de la erosión; como no impermeabiliza el suelo, ayuda también a la infiltración, a evitar inundaciones. Entre ese sinnúmero de beneficios (o servicios) destaca el infiltrado de los rayos ultravioleta.

Y por otro lado, el árbol a través de su fisiología, al absorber agua y al transpirar, logra refrescar más el ambiente en una microzona. No alcanza un nivel global, pero en el entorno del árbol se genera una sensación de mucho mayor bienestar. Desde el punto de vista ambiental, considero que estos son los grandes beneficios. También hay una gran cantidad de beneficios que no están directamente asociados a lo ambiental, que día a día se van descubriendo e investigando más, porque las ciencias verdes en los últimos años o décadas han evolucionado en forma notable y siguen evolucionando con el conocimiento, con la tecnología. Incluso han generado ya un vocabulario propio, con definiciones mucho más precisas. Antes hablábamos de los beneficios de los árboles, hoy hablamos de los servicios. Antes hablábamos del árbol ornamental, hoy hablamos del árbol urbano, y así con una gran cantidad de términos que están evolucionando. Hoy hablamos inclusive de infraestructura verde, otro término muy actual que se ha incorporado a esta cultura del verde.


LCP: ¿Y como se conforma el bosque urbano?

 

CA: Para que quede más claro, cuando hablamos de bosque urbano nos referimos tanto a bosques implantados, artificiales, o a bosques naturales, pero es importante entender que el bosque urbano no sólo está constituido por los árboles públicos o semipúblicos, también lo conforman los ejemplares privados. Todos los árboles, ya sea públicos, privados, correspondientes a espacios verdes, plazas, parques, arbolado de alineación, bulevares, los árboles que están en museos, en hospitales, en dependencias públicas, como así también todos los árboles que se encuentren en cada jardín de cada casa, en el predio de una fábrica, en un club: todo eso es bosque urbano. Y ese bosque urbano es la columna vertebral de la infraestructura verde.


LCP: ¿Qué amenazas sufren actualmente los bosques y montes y el arbolado urbano en nuestra región?

 

CA: Podemos entender las amenazas de dos maneras. Por un lado, la amenaza antrópica, la que genera el hombre, que es el principal causante de los problemas del árbol o del bosque urbano en las ciudades, porque con malas prácticas, con malas decisiones, por desconocimiento, por no estar compenetrado con la cultura del árbol, es quien genera mayores problemas y amenazas para el arbolado. Hablamos del cambio climático. El cambio climático no sólo nos afecta a nosotros como individuos, como personas, sino que también a los árboles. Aumentos de temperatura, aumentos de precipitaciones en ciertos lugares, así como disminución o sequías en otros, generan que los árboles sean mucho más vulnerables, porque fisiológicamente no están preparados para esas condiciones.


Hay árboles que indudablemente van a morir o están muriendo como consecuencia de estas temperaturas, de las condiciones hídricas. Pero también es una amenaza, y de la mano de lo que estoy hablando, todo lo que se refiere a plagas o enfermedades. Al aumentar las temperaturas, al aumentar o disminuir la humedad, los árboles se hacen mucho más sensibles, mucho menos tolerantes y son susceptibles al ataque de plagas o enfermedades, fundamentalmente de hongos, que se van desplazando en diferentes latitudes por el aumento de temperatura. En Buenos Aires, por ejemplo, ha aparecido en los últimos cuatro o cinco años una plaga que es la chinche de encaje, que ataca los jacarandás, y hoy por hoy vemos una gran cantidad de jacarandás defoliados cuando tendrían que estar con plena foliación.  Esto años atrás no se veía y es obviamente producto del cambio climático. Al cambiar las condiciones climáticas, las plagas se van desplazando. Otro tanto ocurre con el lapacho, hay una chicharrita que también lo está afectando, y de la misma manera ciertas enfermedades que se van trasladando por las condiciones climáticas que varían.

La sequía genera es stress y este hace a los árboles mucho más vulnerables a cualquier plaga o enfermedad que esté dando vueltas. Y ante estas condiciones, hay árboles que se van secando o muriendo o enfermando como consecuencia de estos cambios.


LCP: ¿Qué políticas públicas y acciones privadas y sociales pueden realizarse para proteger, regenerar y ampliar el patrimonio forestal?

 

CA: Lo fundamental pasa por la educación. La educación, la difusión, la concientización de la gente para que entienda cuál es la importancia del árbol. La gente tiene que entender, especialmente los políticos, que el árbol no es un mero elemento ornamental en la ciudad, sino que brinda una gran cantidad de beneficios, esos que he descripto en las respuestas anteriores. Es necesario que la gente se dé cuenta y entienda la importancia que tiene el árbol, que no es lo mismo podar o no podar el árbol, sacar o no sacar el árbol. La permanencia del árbol, la permanencia de su plena canopia es fundamental, porque en definitiva la hoja del árbol es la que genera los beneficios ecosistémicos, la suma de las hojas. Hay que cambiar esta mala costumbre de podar “porque la ramita me entró en la ventana, porque las hojas me ensucian las flores” y demás, ese es el clic que de pronto hay que hacer en la sociedad.

Hoy por hoy, el mal manejo de los árboles en las ciudades hace que los árboles sean mucho más vulnerables biomecánicamente y, ante los efectos de tormentas que son más frecuentes –quizás no más intensas, pero sí más frecuentes que las de tiempo atrás– los árboles sufren roturas y fallas, ya sea el árbol entero o sus partes. El árbol es un individuo que crece en función del ambiente, es un individuo que se adapta a las condiciones; si nosotros lo desadaptamos con malas prácticas de poda, estamos debilitando al árbol, lo estamos haciendo mucho más vulnerable. El árbol genera madera donde la necesita; si tenemos un árbol y le sacamos el árbol vecino, o sacamos una construcción que estaba frente al árbol, el árbol va a ser mucho más vulnerable a las condiciones de viento y sus fuerzas dinámicas, con lo cual puede fallar en parte o totalmente. Como veras, yo creo que hay que difundir mucho más el tema de la importancia y los servicios que cumple el árbol en la ciudad. Que prevalezca el bien general al bien particular. ¿O porque a mí me molesta una ramita, lo voy a sacar o lo voy a podar, sin tener en cuenta los beneficios que ese árbol le está generando al barrio, a la ciudad, a la región? Creo que es muy importante generar políticas públicas que apunten a esto.

Por otro lado, hay ONGs que trabajan mucho con el tema de árboles, de plantación, y eso está muy bien. Lo que veo a veces es falta de asesoramiento, porque el objetivo no es plantar árboles y maximizar el número de árboles sino plantar el número necesario de árboles y que sean de calidad. Es preferible tener dos árboles en muy buenas condiciones a buena distancia, bien plantados, y no diez árboles que están interfiriendo unos con otros, porque, como decía antes, el beneficio del árbol está en la copa. Lo que tenemos que maximizar es la calidad del árbol, que los árboles sean grandes, fuertes y seguros. Este es un concepto importante también: el tamaño del árbol. A veces, por temor a que el árbol pueda fallar y generar daño, se eligen especies de poco porte: no nos tenemos que olvidar que los árboles grandes generan beneficios grandes y los árboles chicos… beneficios chicos.


LCP: ¿Qué especies de la región resultan adecuadas para su plantación en ámbitos particulares, y por qué?

 

CA: La selección de especies es un tema crítico. Muchas veces en las ciudades tenemos árboles heredados que fueron mal podados, fueron mutilados, como producto de que fueron árboles que no estuvieron bien pensados para un determinado lugar. Hay un axioma básico en la arboricultura que es plantar el árbol correcto en el sitio correcto. Es preciso dimensionar el espacio disponible, el ancho de vereda, el ancho de calle, el tipo de edificación, el tipo de uso del suelo; todas estas condiciones, obviamente acompañadas por las condiciones climáticas a la cual la especie está adaptada. No es tan importante pensar en lo exótico o lo nativo, a mi criterio es un tema secundario. Hay árboles que pueden cumplir una muy buena función para un determinado lugar, tanto sean exóticos como nativos. Se pueden complementar especies en la ciudad en distintas posiciones, ya sea en espacios verdes, parques, plazas, tanto exóticas como nativas, porque lo importante es el volumen adecuado que va a tener ese árbol potencialmente, para que no genere interferencias en el futuro. Obviamente que hay especies que no se pueden plantar en un arbolado de alineación, un ombú, un palo borracho, un álamo, un eucaliptus, las coníferas en general por la oscuridad que pueden dar en esta latitud, No son especies que se deberían plantar en alineación, pero sí obviamente en espacios verdes, en lugares mucho más amplios que no tengan problemas.

No solamente es necesaria la selección de especies: otro factor importante es la selección del árbol en el vivero. No todo lo que venden los viveros es bueno, no todos los árboles son de calidad, hay árboles mal cultivados que uno compra por desconocimiento y al poco tiempo generan inconvenientes; son árboles que se malogran o que van a venir con problemas biomecánicos en su estructura. Saber elegir un buen árbol en el vivero es otra condición esencial. Y el tercer requisito, no menor, es una adecuada plantación. La plantación parece un tema muy sencillo, casi una verdad de Perogrullo, pero tiene sus bemoles. Se ven en la calle permanentemente arboles mal plantados, sobre enterrados, o mal tutorados, y aunque se los proyecta de determinado porte para verlos crecer en el futuro, son árboles que a los pocos años se malogran, se van secando, no crece, producto de una mala plantación. No todos los suelos son iguales, no todos los sitios de plantación son iguales. Hay diferentes técnicas y cuestiones a tener en cuenta para plantar un árbol de modo eficaz.


LCP: ¿Cuáles son los límites y prevenciones que deben tenerse en la introducción de especies exógenas en una región?

 

CA: Uno de los límites en la selección de especies, la selección del árbol correcto, es el estudio de la especie cuando es introducida y no la conocemos. ¿Cómo se va a comportar esa especie? Y hay una característica sumamente indeseable en la selección de especies que son las plantas invasoras. Las especies invasoras son las que deterioran el ecosistema porque compiten con especies nativas u otras especies exóticas; no solamente hablando del arbolado, sino con la fauna también, las aves, los peces. Hay determinadas especies que pueden generar una declinación en la población de otras por los efectos que producen. No se puede generalizar.

Por ejemplo, el jacarandá se ha detectado como especie invasora en algunas zonas del territorio argentino, como las Sierras de Ambargasta (entre Santiago del Estero y Córdoba), sitios que comparten un clima muy benigno y mucha disponibilidad de agua, similares a los ambientes de donde proviene la especie. El ligustro es una especie netamente invasora en nuestra latitud; en la zona del Delta del Paraná se aprecia la gran proliferación, el gran potencial biótico de reproducción que tienen esas especies. Por esos es muy importante comprender las características que puede llegar a tener un vegetal y estudiarlas. Y antes de hacer una plantación, una introducción muy masiva de esa especie, estudiar cómo se comporta: si tiene una regeneración espontánea, si tiene características de invasora, obviamente son especies que no se deben implantar. En la ciudad el problema no es tan grave, pero hay aves que pueden trasladar el fruto de esas plantas a zonas más marginales, reservas o sitios naturales, donde sí generan problemas. El paraíso es otra de esas plantas invasoras, por ejemplo en la Reserva Ecológica de la Costanera Sur de Buenos Aires, donde ha proliferado. Hay una infinidad de plantas, algunas de ellas clasificadas en listados internacionales que es importante revisar: ante una planta que no esté en un determinado hábitat y se la quiera introducir, es importante verificar previamente con ensayos adecuados la posibilidad invasiva que pueda tener esa especie.


LCP

 

Sobre el tema, ver también los artículos En tiempos en que los bosques arden, por Gonzalo del Castillo, y Turismo con impacto ambiental y social positivo. El caso Don Enrique, en Misiones, Argentina, por Lautaro Guardamagna y Virginia Criado.

 

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